Hola Señor Presidente:
Yo no represento a ninguna industria ni a ningún interés económico, mucho menos pretendo representar a un tipo de cultura o a la cultura de un país. No me alcanza ni en sueños para pagar una plana de un periódico para llamar su atención, sin embargo, gracias al internet puedo expresar mi ideas por medio de un blog que me permite comunicarme e interactúar con muchas personas que también estan interesados en la forma en la cual se gestiona y legisla la propiedad intelectual en mi país.
No quiero que sus asistentes o miembros de su gabinete le digan que dice este post, confío en que usted tendrá un tiempo para sentarse en su computadora a leerlo personalmente. Espero no estar pidiendo demasiado.
Mucha gente esta asustada sin razón y argumenta que el internet lastima a la cultura e incluso corre el riesgo de desaparecer si no se ocupa usted de ella, firmando
el ACTA. Hay muchos tratados y acuerdos de derecho autor y
copyright —que aunque relacionados, son régimenes legales distintos— que fueron escritos y aprobados en un tiempo completamente distinto al que vivimos hoy en día.
El tratado de Berna, el ADPIC e incluso la Declaración Universal de los Derechos Humanos (la cual debe ser respetada y evitar su manipulación por intereses económicos) se crearon antes del file-sharing, en un tiempo cuando el copyright era una cuestión interna de las industrias culturales, en el pasado como usted sabe, estas empresas eran las únicas que tenían la posibilidad de copiar, se necesitaban prensas de discos y petróleo para crear un acetato o bien una imprenta para producir libros. Ya no es así y no hay vuelta atrás.
No es posible Señor Presidente que si alguien le presta un CD a su vecino para que lo escuche todo esta bien pero si se copia un MP3 a un dispositivo, no. Con las tecnologías digitales, copiar un CD por el que se paga, guardarlo en un disco duro y compartirlo con alguien involucra procesos de copia y por lo tanto propiedad intelectual. Y además, las copias digitales de música y películas no deberían ser lo más importante para considerar en relación al ACTA.
Sabe Señor Presidente, los derechos de propiedad intelectual creo que no fueron diseñados para involucrar al público. Todas los tratados, convenciones y acuerdos existían para regular un mercado interno entre compañías privadas con capacidad de copia. Ahora, gracias al internet, todos tenemos ese poder. Todos somos productores y consumidores de material cultural y algunos no estamos de acuerdo en como se crean las leyes que potencialmente afectarían nuestros derechos —a pesar de que le digan lo contrario—. ACTA y los promotores internacionales que diseñaron este acuerdo, no reconocen un cambio que cuál no es posible revertir por medio la ley, ya que ésta siempre va detrás de la tecnología. Siempre.
Compartir cultura vía file-sharing es una norma social establecida y las leyes , en teoría, tienen que ser un reflejo de la sociedad, no de las industrias.
El día de ayer escribí el resúmen de una reunión del
Grupo de Trabajo de ACTA en el Senado en donde —en mi opinión— varios representantes de su administración desempeñaron un papel reprobable al omitir completamente el contexto social de México y querer justificar todo en nombre de la
competividad, la inversión extranjera y un grupo de
Creadores y Autores que no nos representan a todos.
Hoy recibí un comentario escalofríante en mi blog que hace una comparación terrible y me dí cuenta que no es posible que el tema de derecho de autor de pie a declaraciones de este tipo.
No es posible que se exploten desgracias humanas para defender la lógica del derecho de autor. Puede leer el comentario completo en
este enláce, pero cito aquí el motivo de mi preocupación:
“se siga criminalizando a las sociedad por algo tan normal como descargar y compartir una canción sin fines de lucro”
Aquí paré de leer tu artículo Geraldine. También es algo normal en Juárez matar mujeres, eso no lo hace legal ni bueno.
No sabes qué es el lucro, no sabes qué es una mercancía, no sabes qué es un objeto en el mercado, no sabes qué es el valor.
¿Cómo es posible que se compare siquiera el file-sharing con un crímen que priva a un ser humano de la vida?
¿Cómo se puede responder con dignidad a este comentario?
Me parece deplorable que una profesionista experta (como la mujer del comentario parece indicar) en un sistema que tiene que cambiar, explote el destino trágico de las mujeres que han muerto y desaparecido en Juárez para intentar desacreditar una oposición total al ACTA y cualquiera de sus formas.
Pero en una democracia todas las opiniones cuentan y tienen derecho a ser expresadas. Pero estoy tan en shock, Señor Presidente…
Por eso quiero decir que este comentario me dió miedo por su ignorancia y además me dió mucha, mucha vergüenza ajena. Supongámos que estamos en el caso que quienes piensan que compartir información sin fines de lucro son unos niños que no entienden la diferencia entre el file-sharing y el secuestro y la muerte , ante esto sólo puedo decir que el file-sharing es una interacción consensual entre dos partes en donde una tercera parte, trata de intervenir para que no suceda.
Secuestrar, matar y desaparecer a un ser humano no es una actividad consensual, ya que el perpetrador del crímen lo hace en contra de la voluntad de la víctima. Hasta donde yo se no hay incidentes de
file-sharing involuntario, aunque si existen los casos
(documentados y estudiados) en que se comparte de
forma falsa.
En verdad me gustaría pensar que esto es una broma enferma, pero no es así, los promotores y seguidores del régimen actual de propiedad intelectual se distinguen por sus exageradas declaraciones y estudios constantemente. Ahí tenemos, un estudio que seguramante usted Señor Presidente conoce, se titula
Crímen Organizado y Piratería Músical ¿Qué es esto?
Hay estudios académicos, serios y documentados que hablan de cómo se llegó a ese tipo de cuestionables estudios.
Vale la pena leerlos. Aún más, el estudio explica como se ha llegado a esta agenda de combate a la piratería y como se abusa el lenguaje para equiparar el
file-sharing con falsificación de bienes físicos y llamarnos a todos indiscriminadamente
piratas.
Señor Presidente:
No se puede seguir criminalizando a la juventud en nombre de la competividad como bien dice
Javier Sicilia. Usted
no debe contribuir a que se endurezca el discurso ni las acciones contra nosotros, los jóvenes, por culpa de un pequeño grupo empresarial que simplemente no quiere renovarse.
ACTA sería el primer paso para que esto suceda.
No digo que todos aquellos que pretenden representar a todos lo productores culturales del país, coincidan con la opinión y
exageración moral de la mujer que comentó en mi blog.
En verdad confío en que no. Pero el problema es que también existen las
exageraciones económicas. El ejemplo más claro es la demanda a LimeWire por parte de la RIAA (afiliada al IFPI, organismo que firma el desplegado a favor de ACTA dirigido a
usted ayer) en Estados Unidos quienes pidieron una absurda reparación de daños de
75 billones de doláres, es decir, una una cifra superior
a las ganancias de las compañías desde la invención del fonógrafo en 1877. Las desiciones que atañen a todos no se pueden tomar en base a exageraciones y los derechos de propiedad intelectual nos conciernen
a todos. La cultura, Señor Presidente, no va a desaparecer.
La cultura no necesita derecho de autor para exisitir y circular, es algo mucho más grande y complejo. La creatividad y la innovación tienen que incentivarse y como indica la publicación de la universidad a la que usted asistió,
Harvard Business Review, la
protección extrema y sin balance de los derechos de propiedad intelectual producen lo contrario.
Los derechos de propiedad intelectual nada tenían que ver con la vida diaria de los individuos. Si vamos a hablar de la relación e impacto que ahora tienen los derechos de propiedad intelectual en el público, entonces, comencemos a hablar también de la cultura y el dominio público, no solamente el privado.
No hay evidencia científica de que si no se protege más a los titulares de derechos va a desaparecer la cultura de un país. Estudios serios e independientes como el de la
London School of Economics publicado recientemente, demuestran que
no hay impacto econonómico negativo que se le pueda atribuir a las descargas, incluso la
GAO de los Estados Unidos cuestiona este argumento en referencia bienes físicos.
Todos tenemos que ser escuchados, no será fácil encontrar el balance, pero basarnos en exageraciones y en una concepción de propiedad intelectual que ya no funciona, no es la solución.
Los viejos principios de regulación de propiedad intelectual ya no funcionan, particularmente en el Internet [..] y pueden colapsar el sistema entero de derechos de propiedad intelectual
Tenemos que reformular la pregunta que la mayoría de la gente ve o escucha acerca del copyright y el internet. La gente no responde al ser llamados piratas. De hecho, algunos, como lo hemos visto, se sienten orgullosos. [.] Tenemos que hablar menos en términos de piratería y más en términos del riesgo en la vialibilidad financiera de la cultura en el siglo XXI.
La historia de la confrontación de nuestro mundo clásico del copyright con el entorno digital, ha sido más una historia lamentable de resistencia lúdita que un ejemplo de compromiso inteligente.
El copyright debe promover el dinamismo cultural, no preservar intereses establecidos por los negocios
La cultura no es un negocio de unos cuantos y en el mundo entero ha cambiado la forma en que circula la cultura: la realidad es como es, no como unos quieren que sea y la sociedad no tiene que absorber la crisis de imaginación e incapacidad para innovar de un mercado específico.
Señor Presidente, lo invitó a cancelar absolutamente la firma y/o ratificación de ACTA en todas sus formas posibles e iniciar una discusión nacional en torno a la reforma del régimen de propiedad intelectual de acuerdo al contexto cultural contemporáneo, en donde la La Cultura no necesita de ningún representante que dicte reglas económicas sobre la creatividad, el conocimiento y la forma en que se comparte.
ACTA oprime la creatividad Señor Presidente Lic. Felipe Calderón Hinojosa
Hola Señor Presidente:
Yo no represento a ninguna industria ni a ningún interés económico, mucho menos pretendo representar a un tipo de cultura o a la cultura de un país. No me alcanza ni en sueños para pagar una plana de un periódico para llamar su atención, sin embargo, gracias al internet puedo expresar mi ideas por medio de un blog que me permite comunicarme e interactúar con muchas personas que también estan interesados en la forma en la cual se gestiona y legisla la propiedad intelectual en mi país.
No quiero que sus asistentes o miembros de su gabinete le digan que dice este post, confío en que usted tendrá un tiempo para sentarse en su computadora a leerlo personalmente. Espero no estar pidiendo demasiado.
Mucha gente esta asustada sin razón y argumenta que el internet lastima a la cultura e incluso corre el riesgo de desaparecer si no se ocupa usted de ella, firmando
el ACTA. Hay muchos tratados y acuerdos de derecho autor y
copyright —que aunque relacionados, son régimenes legales distintos— que fueron escritos y aprobados en un tiempo completamente distinto al que vivimos hoy en día.
El tratado de Berna, el ADPIC e incluso la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (la cual debe ser respetada y evitar su manipulación por intereses económicos) se crearon antes del
file-sharing, en un tiempo cuando el
copyright era una cuestión interna de las industrias culturales, en el pasado como usted sabe, estas empresas eran las únicas que tenían la posibilidad de
copiar, se necesitaban prensas de discos y petróleo para crear un acetato o bien una imprenta para producir libros. Ya no es así y
no hay vuelta atrás.
Hoy estamos en una situación distinta en donde los derechos de propiedad intelectual involucran a todos, todo el tiempo. Como el maestro
Lawrence Lessig ha dicho, es parte de la vida cotidiana y
la ley esta oprimiendo la creatividad gracias a su falta de balance.
No es posible Señor Presidente que si alguien le presta un CD a su vecino para que lo escuche todo esta bien pero si se copia un MP3 a un dispositivo, no. Con las tecnologías digitales, copiar un CD por el que se paga, guardarlo en un disco duro y
compartirlo con alguien involucra procesos de copia y por lo tanto propiedad intelectual. Y además, las copias digitales de música y películas no deberían ser lo más importante para considerar en relación al ACTA.
Sabe Señor Presidente, los derechos de propiedad intelectual creo que no fueron diseñados para involucrar al público. Todas los tratados, convenciones y acuerdos existían para regular un mercado interno entre compañías privadas con capacidad de copia. Ahora,
gracias al internet, todos tenemos ese poder. Todos somos productores y consumidores de material cultural y algunos no estamos de acuerdo en como se crean las leyes que potencialmente afectarían nuestros derechos —a pesar de que le digan lo contrario—. ACTA y los promotores internacionales que diseñaron este acuerdo, no reconocen un cambio que cuál no es posible revertir por medio la ley, ya que ésta siempre va detrás de la tecnología.
Siempre.
Compartir cultura vía file-sharing es una norma social establecida y las leyes , en teoría, tienen que ser un reflejo de la sociedad, no de las industrias.
El día de ayer escribí el resúmen de una reunión del
Grupo de Trabajo de ACTA en el Senado en donde —en mi opinión— varios representantes de su administración desempeñaron un papel reprobable al omitir completamente el contexto social de México y querer justificar todo en nombre de la
competividad, la inversión extranjera y un grupo de
Creadores y Autores que no nos representan a todos.
Hoy recibí un comentario escalofríante en mi blog que hace una comparación terrible y me dí cuenta que no es posible que el tema de derecho de autor de pie a declaraciones de este tipo.
No es posible que se exploten desgracias humanas para defender la lógica del derecho de autor. Puede leer el comentario completo en
este enláce, pero cito aquí el motivo de mi preocupación:
“se siga criminalizando a las sociedad por algo tan normal como descargar y compartir una canción sin fines de lucro”
Aquí paré de leer tu artículo Geraldine. También es algo normal en Juárez matar mujeres, eso no lo hace legal ni bueno.
No sabes qué es el lucro, no sabes qué es una mercancía, no sabes qué es un objeto en el mercado, no sabes qué es el valor.
¿Cómo es posible que se compare siquiera el file-sharing con un crímen que priva a un ser humano de la vida?
¿Cómo se puede responder con dignidad a este comentario?
Me parece deplorable que una profesionista experta (como la mujer del comentario parece indicar) en un sistema
que tiene que cambiar, explote el destino trágico de las mujeres que han muerto y desaparecido en Juárez para intentar desacreditar una oposición total al ACTA y cualquiera de sus formas.
Pero en
una democracia todas las opiniones cuentan y tienen derecho a ser expresadas.
Pero estoy tan en shock, Señor Presidente…
Por eso quiero decir que este comentario me dió miedo por su ignorancia y además me dió mucha, mucha vergüenza ajena. Supongámos que estamos en el caso que quienes piensan que compartir información sin fines de lucro son unos niños que no entienden la diferencia entre el
file-sharing y el
secuestro y la muerte , ante esto sólo puedo decir que el
file-sharing es una
interacción consensual entre dos partes en donde una tercera parte, trata de intervenir para que no suceda.
Secuestrar, matar y desaparecer a un ser humano no es una actividad consensual, ya que el perpetrador del crímen lo hace en contra de la voluntad de la víctima. Hasta donde yo se no hay incidentes de
file-sharing involuntario, aunque si existen los casos
(documentados y estudiados) en que se comparte de
forma falsa.
En verdad me gustaría pensar que esto es una broma enferma, pero no es así, los promotores y seguidores del régimen actual de propiedad intelectual se distinguen por sus exageradas declaraciones y estudios constantemente. Ahí tenemos, un estudio que seguramante usted Señor Presidente conoce, se titula
Crímen Organizado y Piratería Músical ¿Qué es esto?
Hay estudios académicos, serios y documentados que hablan de cómo se llegó a ese tipo de cuestionables estudios.
Vale la pena leerlos. Aún más, el estudio explica como se ha llegado a esta agenda de combate a la piratería y como se abusa el lenguaje para equiparar el
file-sharing con falsificación de bienes físicos y llamarnos a todos indiscriminadamente
piratas.
Señor Presidente:
No se puede seguir criminalizando a la juventud en nombre de la competividad como bien dice
Javier Sicilia. Usted
no debe contribuir a que se endurezca el discurso ni las acciones contra nosotros, los jóvenes, por culpa de un pequeño grupo empresarial que simplemente no quiere renovarse.
ACTA sería el primer paso para que esto suceda.
No digo que todos aquellos que pretenden representar a todos lo productores culturales del país, coincidan con la opinión y
exageración moral de la mujer que comentó en mi blog.
En verdad confío en que no. Pero el problema es que también existen las
exageraciones económicas. El ejemplo más claro es la demanda a LimeWire por parte de la RIAA (afiliada al IFPI, organismo que firma el desplegado a favor de ACTA dirigido a
usted ayer) en Estados Unidos quienes pidieron una absurda reparación de daños de
75 billones de doláres, es decir, una una cifra superior
a las ganancias de las compañías desde la invención del fonógrafo en 1877.
Las desiciones que atañen a todos no se pueden tomar en base a exageraciones y los derechos de propiedad intelectual nos conciernen
a todos. La cultura, Señor Presidente, no va a desaparecer.
La cultura no necesita derecho de autor para exisitir y circular, es algo mucho más grande y complejo. La creatividad y la innovación tienen que incentivarse y como indica la publicación de la universidad a la que usted asistió,
Harvard Business Review, la
protección extrema y sin balance de los derechos de propiedad intelectual producen lo contrario.
Los derechos de propiedad intelectual nada tenían que ver con la vida diaria de los individuos. Si vamos a hablar de la relación e impacto que ahora tienen los derechos de propiedad intelectual en el público, entonces, comencemos a hablar también de la cultura y
el dominio público, no solamente el privado.
No hay evidencia científica de que si no se protege más a los titulares de derechos va a desaparecer la cultura de un país. Estudios serios e independientes como el de la
London School of Economics publicado recientemente, demuestran que
no hay impacto econonómico negativo que se le pueda atribuir a las descargas, incluso la
GAO de los Estados Unidos cuestiona este argumento en referencia bienes físicos.
Todos tenemos que ser escuchados,
no será fácil encontrar el balance, pero basarnos en exageraciones y en una concepción de propiedad intelectual que ya no funciona,
no es la solución.
Como Francis Gurry —Presidente de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual— afirmó en su discurso en Australia
acerca del futuro de la propiedad intelectual hace un mes:
Los viejos principios de regulación de propiedad intelectual ya no funcionan, particularmente en el Internet [..] y pueden colapsar el sistema entero de derechos de propiedad intelectual
Tenemos que reformular la pregunta que la mayoría de la gente ve o escucha acerca del copyright y el internet. La gente no responde al ser llamados piratas. De hecho, algunos, como lo hemos visto, se sienten orgullosos. [.] Tenemos que hablar menos en términos de piratería y más en términos del riesgo en la vialibilidad financiera de la cultura en el siglo XXI.
La historia de la confrontación de nuestro mundo clásico del copyright con el entorno digital, ha sido más una historia lamentable de resistencia lúdita que un ejemplo de compromiso inteligente.
El copyright debe promover el dinamismo cultural, no preservar intereses establecidos por los negocios
La cultura no es un negocio de unos cuantos y en el mundo entero ha cambiado la forma en que circula la cultura: la realidad es como es, no como unos quieren que sea y la sociedad no tiene que absorber la crisis de imaginación e incapacidad para innovar de un mercado específico.
Señor Presidente,
lo invitó a cancelar absolutamente la firma y/o ratificación de ACTA en todas sus formas posibles e iniciar una discusión nacional en torno a la reforma del régimen de propiedad intelectual de acuerdo al contexto cultural contemporáneo, en donde la
La Cultura no necesita de ningún representante que dicte reglas económicas sobre la creatividad, el conocimiento y la forma en que se comparte.